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Pienso que pese a que todos en algún momento dado nos sentimos cargados de certezas y poseedores de verdades incuestionables, en nuestro fuero interno albergamos dudas y temores. Intentando ser lo más pragmáticos posible y sopesando muy bien las palabras que ahora empleamos, midiéndolas con prudencia, la situación que nos toca vivir no es la mejor, pero las circunstancias no nos van a intimidar o achantar, de modo tal, que nos conformemos, bajemos los brazos y nos resignemos dándonos por vencidos.

Si trasladamos esa elemental reflexión a la realidad que viven los hosteleros y restauradores de la Plaza del Mar y su entorno, siendo conocedores de la valía y el arrojo de los que se ganan el pan, dedicándose a esa noble profesión, a saber, cocineros, pinches y camareros, nos sentimos optimistas por el ingente potencial que tiene la zona y por la mentalidad de lucha, brega y superación de aquellos que conocemos.

Ya ha llegado la hora de ir dando pasos en pro de comunicar, transmitir y divulgar toda la riqueza que atesora la gastronomía del Grau, de un modo más contundente e innovador y enérgico, para hacer partícipes, contagiar y poner en conocimiento de todos los potenciales visitantes que puede atraer esta zona, nuestra tierra, y para ello juzgamos que todos esos eventuales o probables clientes, deben de tener un conocimiento más detallado de cuánto les podemos ofrecer, es decir, una amplísima gama de platos con el Peix del Grau de calidad a precio asequible. Difícilmente y sin hacerles llegar esa información, podrán reparar en nuestra existencia.

Por otro lado, cualquier bar, restaurante u hotel de la zona, debiera ir asumiendo y haciendo suyos, nuevos métodos e instrumentos de gestión, acordes con la eficiencia en la calidad y el servicio; pese a la complejidad, puesto que nada es sencillo y fácil, habrá que combinar la oferta de calidad y saludable, con unos costes asumibles para el restaurador y atrayentes o atractivos para el cliente.

Laboriosa, compleja y complicada es la tarea, y el proyecto que se propone, pero pese a ser intenciones arduas, indudablemente constituyen un apasionante reto y una imperiosa necesidad a la que habrá que dar respuesta.

El tiempo dirá.

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