Motivación y ganas.
Que no sea por falta de realismo, que no se nos considere ilusos, fantasiosos, ingenuos o cándidos, pero hoy, sentimos la necesidad de efectuar un alegato en favor de los hosteleros, protagonistas del arte culinario.
Los que regentan restaurantes en el Grau de Castelló, son gente con ilusión, con ímpetu y con una mentalidad y visión que nadie puede cuestionar, pero a la vez, la situación puede llevar a cierto desfallecimiento, fatiga y hastío.
De igual modo, pese a su espíritu y lucha, a pesar de su brega diaria, la Cofradía de pescadores del Grau, a buen seguro sufrirá abatimiento y dejadez, aunque no impedirá que prosigan de modo encomiable, jornada tras jornada, su esforzada labor (no les queda otra).
Cabe, de lo mencionado hasta hora, argüir o sacar como conclusión, que la situación es insostenible. Para evitar que la realidad del Distrito marítimo se vaya deteriorando y estropeando hasta un punto sin retorno, hay que detener esa degradación y decaimiento y habrá que efectuar un esfuerzo valiente que denote energía y ganas, ahínco y afán de mostrar un Grau con un potencial y unas virtudes turísticas y culinarias inigualables. Somos muchos los que debiéramos tramar, y urdir con cautela, pero de manera continuada, acciones que reviertan la situación antes descrita. Nos las debemos de ingeniar para hacer del Distrito marítimo y de las playas de Castelló, algo atrayente y seductor, que provoque una corriente favorable a nuestros intereses.
Sin duda, nuestro proceder debe ser el adecuado en estas circunstancias, puesto que nos jugamos el futuro.
Rompamos con lo de siempre y busquemos nuevos cauces.