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Con el discurrir de los años, es evidente y obvio, que nos debemos congratular de que nuestra ciudad cuente con una Universidad, con todo lo que ello supone.

Una Universidad, además de estar constituida por un conjunto de inmuebles con aularios, despachos y una administración, además de departamentos con Catedráticos y profesores y, más allá de la importancia de las jóvenes y los jóvenes estudiantes, como es sabido, es centro de estudio, investigación, pensamiento y transmisión de valores.

Ni que decir tiene cual es la transcendencia y relevancia por el impacto en la ciudad en donde tiene su sede y en todo su entorno.

No cabe ver a un centro universitario únicamente como “institución” volcada en el saber, en el conocimiento y la docencia, sino que da pie a establecer relaciones y vínculos fructíferos con el mundo de la empresa, así como con multitud de asociaciones, fundaciones y colectivos con los que se tejen fuertes lazos y que, indudablemente, van creando una sociedad interesada en la investigación y la innovación.

La Universidad siempre ha sido cómplice de la vanguardia y sinónimo de evolución, avance y progreso.

Que orgullo para el que escribe desde la Plaza del Mar, supone ensalzar la cercanía y proximidad con la que la gente del Distrito marítimo del Grao se siente identificada con el ámbito universitario.

Quiero manifestar mi gratitud y apoyo incondicional, a una UJI, que sin duda nos ha hecho avanzar y que ofrece un futuro de éxito.

De ello estoy bien seguro.

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