Las tiendas de nuestros barrios.
Permitidme hoy realizar un alegato, tal vez mezclado con una buena dosis de nostalgia, en defensa de los comercios y tiendas de barrio. En un mundo globalizado y en el que hacemos a diario uso de las nuevas tecnologías, con toda la parte positiva que aportan a nuestras vidas, me asalta una cierta tristeza constatar cómo han ido cayendo y desapareciendo las pequeñas tiendas y comercios próximos a nuestras casas.
Tiendas de ultramarinos, verdulerías y fruterías, pescaderías, la farmacia, la tienda de informática, la papelería, la panadería de siempre o la tintorería y como no, el Bar, auténtico punto de referencia, e igualmente tantos otros establecimientos que ayudan a “cohesionar” a la gente que convive en un mismo barrio, han ido desapareciendo de nuestra vista. Y ello nos apena y nos deja un vacío puesto que, se hayan vinculados a nuestros recuerdos más gratos. Perdemos así a las personas que regentaban o estaban al frente de cada una de esa pluralidad de actividades y que, constituían referentes para cualquier consulta o duda que nos asaltase en el momento de hacer una compra, convirtiéndose en los consejeros en los que depositábamos nuestra confianza, ya que eran los auténticos especialistas y sabíamos con toda certeza que podríamos encontrarlos para que respondiesen ante cualquier incidencia.
Con sus atinadas, juiciosas y sinceras observaciones nos sentíamos seguros en nuestras compras.
Bien es cierto que los hábitos y usos en nosotros como consumidores, han ido mutando y hoy en día, empleamos otros canales de adquisición y en absoluto quiero que con la descripción de hechos que antes he efectuado, se entienda que soy contrario a los nuevos modos que en la actualidad se usan masivamente en el momento de adquirir cualquier producto o demandar la prestación de un servicio.
No es pacifica la compatibilidad o convivencia entre el pequeño comercio y las grandes superficies presentes en cada una de las ciudades y, no hace falta hacer grandes cábalas para llegar a la conclusión siguiente: “apoyo es lo que necesitan los pequeños comerciantes”. Es buena ocasión para elogiar ya, el esfuerzo que han efectuado para acercar la cesta de nuestra compra o los productos que nos venden a través de plataformas como “Cistella”, que cuentan con nuestro reconocimiento por la abnegada labor que realizan a diario.
Ni que decir tiene el afecto que manifestaré siempre por los “Mercados”, tanto Central como de San Antonio de nuestra ciudad y obviamente por la Lonja de mi querido Grao, puesto que con su cotidiano sacrificio hacen llegar los productos que atesoran calidad e innumerables propiedades en el ámbito de la alimentación.
Concluyo, recalcando como si se tratare de una consigna que el pequeño comercio, la tienda de barrio y los citados mercados son a la vez merecedores de un esmerado trato, puesto que transmiten valores como, la Cercanía, la Confianza, la Calidad y, el consumo responsable.